Los cristianos de la Diócesis de Cartagena hemos tenido la suerte de contar siempre con excelentes obispos que, al igual que el farero, han guiado nuestro discurrir por el mundo terrenal de la forma más acertada posible. Pero en estos días estamos de enhorabuena, puesto que una persona tan especial como don José Manuel Lorca Planes regresa a esta su casa para ser el encargado de guiar nuestros pasos con su sabia luz salvadora, con esa lux mundi que es Cristo enseñándonos el camino hacia la salvación. Y, ¿qué quieren que les diga?, creo que no existe nadie mejor que él para afrontar esta misión.
Durante sus años como Vicario episcopal de Lorca, don José Manuel dejó una huella indeleble, tanto entre sus fieles como en toda la sociedad de la Ciudad del Sol. Y, por supuesto, todos los que formamos la familia del Paso Azul tuvimos la suerte de contar con un hombre especial, sabio y comprometido, terrenal y divino a un mismo tiempo, que ejerció a las mil maravillas como Consiliario del Paso Azul y, por tanto, como miembro de su Junta Directiva. Tan importante fue su paso por la Hermandad de Labradores que don José Manuel ingresó en los anales azules mediante su distinción como Mayordomo de Honor, que hizo justicia con todo lo que este hombre bueno realizó por nuestra cofradía, por los azules y, al fin y al cabo, por todos los cristianos que tuvimos la suerte de compartir con él una misma creencia y un mismo sentir.
Hoy, cuando regresa a casa para guiarnos con su luz, alejarnos de la sombra y acercarnos un poquito más hacia el Reino de los Cielos, solo podemos dar las gracias a Dios y a la Virgen de los Dolores por hacer posible que este hombre excepcional exista y que podamos contar con él, con un farero excepcional que, a buen seguro, volverá a guiarnos con su palabra y con su forma de ser.
Bienvenido a casa, Monseñor. Los azules le estábamos echando de menos. Bienvenido a casa.
José Antonio Ruiz Sánchez.
Presidente de la Hermandad de Labradores
Paso Azul.
Fuente: pasoazul.es
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