fuente:www.pasoazul.com

Cita:

HOY SE ENTREGA EL NOMBRAMIENTO DE HIJO PREDILECTO DE LORCA A TÍTULO PÓSTUMO A FRANCISCO CAYUELA

El título se entregará al Presidente del Paso Azul esta noche a las 20.00 horas en el Teatro Guerra de Lorca. Fue Director de la Academia Municipal de Dibujo y director artístico del Paso Azul, precursor del bordado en sedas.



Mucho se ha hablado sobre Cayuela. Ese pintor de mirada melancólica, de vista permanente en el aire, el artista que fue más allá del pincel, del olor aceitoso de las pinturas y que convirtió el arte plástico en oro y sedas. Aquel que en tan sólo unos meses hizo la mayor obra de arte de la Semana Santa lorquina, el manto azul de la Virgen de los Dolores, el que inmortalizó de forma única y eterna a la Dolorosa, perdida en el 36, el mismo que llenó de luz el lomo de los caballos al galope, que dio la fuerza a Júpiter tras bajarlo de una bandera que no merecía…
Como azul, conozco la obra de Cayuela, conozco lo importante que ha sido este genio para el desarrollo de la Semana Santa, conozco sus bordados y también su legado en la Hermandad de Labradores, como testigo de un tiempo de revolución cultural, como iniciador de un arte único en Lorca. Desde que aprendemos a andar, todas las Semanas Santas, a los azules nos llevan a San Francisco para contemplar los estandartes que aquel genio de mirada melancólica ideó en otra tarde de locura. Cayuela es para el Paso Azul el corpus, el ingenio hecho bordado, la herencia, la tradición, pero también el futuro. Para Lorca, Cayuela es la Semana Santa en sí. Hubo una procesión antes de sus obras y otra después de ella.
La vida de una figura tan primordial para el arte lorquino va acompañada siempre de un misterio que cubre todos los aspectos de su vida. Esta niebla se hace más fina al recordar las anécdotas que me contaba de tarde en tarde, a los pies de una brasero, un señor que decía conocerlo. Cayuela, en efecto, era una persona siempre envuelta de misticismo. Ante todo solitario, melancólico, como demuestran sus cuadros, sus bordados. Podemos imaginar al artista creando en su estudio de Juan de Toledo, mirando por el cristal de la ventana la ciudad anocheciendo, y a la luz de una temblorosa lámpara, crear un universo nuevo en el papel, un papel que se hará seda y oro y que marcará el destino de una ciudad.
Este señor me contaba, en la mitología de mi infancia, que aquel genio de mirada melancólica era blanco. Aquello fue una autentico desengaño para mi. ¿Cómo iba a ser que el mejor artista que ha tenido el paso Azul fuera del bando contrario? Descubrí a través de sus palabras que los genios también pueden ser blancos y no todos son azules, aunque si bien es cierto que Cayuela no fue azul, dedicó su vida entera para la Virgen de los Dolores y para la cofradía. El hombre que me relataba las historias, siempre bajo la fascinación de la historia, con emoción y sencillez (tuvo que ser alguien muy cercano a Cayuela ese señor) me contó que el artista acudió al Paso Blanco con el diseño de un águila para que fuera bordado en la bandera. El proyecto fue rechazado de inmediato y Cayuela se sintió humillado. Los ojos de la posteridad nos han demostrado que a parte de genios en el Paso Blanco también hay bastantes equivocaciones, y además muy graves. Imagino al futuro director artístico desolado y desmoralizado. El hombre de las historia me decía que un día acudió a su casa a pedir consejo (eran vecinos de confianza) y que la madre de este hombre le sugirió que acudiera al Paso Azul. Nunca un consejo podía tener tanta transcendencia. El águila paso de repente de dar vueltas a convertirse en una figura clave para el la Hermandad de Labradores, para ser el comienzo de algo muy grande que estaba por llegar.
Muchas veces se detenía a beber agua, miraba un cuadro que tenía en la entrada de su casa donde unas señoras intentaban cazar a un ratón con la escoba y suspiraba. Aquel señor parecía estar viendo al propio Cayuela en sus manos. Tras el águila llegó la revolución. El manto de la Dolorosa, el Reflejo, el San Juan y la Magdalena, el Ángel Velado… nunca antes, en tan poco tiempo se había cambiado la concepción del arte, la composición de una vida, la manera no sólo de crear, sino de contemplar una obra. A Cayuela le dieron espacio para hacer delirar su locura, y aquella locura fue el comienzo de lo más grande que ha tenido esta ciudad. “Las telarañas en su cerebro” tejían para el Paso Azul y para el recuerdo vivo de una historia hecha bordado. La gente debería pensar que una locura muy grave acudía a la cabeza del genio, cuando se encerraba en su estudio a crear. Es cierto que Cayuela pasó momentos de enfermedad, coincidiendo con la realización del manto de la Virgen y en los momentos previos a su muerte. Bendita locura la suya.
El señor mayor que siempre me hablaba me contó que en sus manos sentía de vez en cuando el frío gesto de un cuerpo que se marcha. Siempre se miraba las manos y hallaba la imagen de Cayuela, en el año 33, justo a tiempo para no ver la destrucción de la guerra civil, en un cuarto oscuro y mal iluminado, de noche, y su cuerpo se estremecía y giraba como buscando otra obra, su obra final. Cayuela murió en los brazos de aquel hombre de las historias. Debe ser algo impactante que un genio se te muera en los brazos, que seas testigo directo de sus últimas palabras, que veas su último aliento saliendo de su boca fría, cerrarle los ojos para abrírselos al mundo.
De Cayuela nos queda su legado, su arte que aún continua realizándose. Sus historias, algunas ciertas, otras más producto del oportunismo que otra cosa. De Cayuela siempre tendremos las imágenes que todas las Semanas Santas hacen emocionarnos. Yo siempre recordaré aquellas historias que ese señor mayor me contaba ante el calor de un brasero, ante el amor de una amistad. El pasado año, por Junio, la última parte de Cayuela que quedaba viva calló para siempre y Cayuela sólo habla a través de sus bordados y sus obras. Es curioso como tras llevar varios años muerto, aquel señor mayor me hacía sentir como si Cayuela aún viviera, aunque sólo fuera muy de tarde en tarde y sus historias fueran tan cotidianas que no le importaban a nadie.

Y el sinfuste del hijo de Rossell que dice que siendo valenciano, es blanco, (mal gusto el suyo) y en vez de
alabar a su padre o dar las gracias, dice que los "Azules copiamos todo"jajajajajajajja

Que mentira, que salida de tono y de todo.
Ahora , el presidente le podia haber contestado.


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Seneca escribió:

Y el sinfuste del hijo de Rossell que dice que siendo valenciano, es blanco, (mal gusto el suyo) y en vez de
alabar a su padre o dar las gracias, dice que los "Azules copiamos todo"jajajajajajajja

Que mentira, que salida de tono y de todo.
Ahora , el presidente le podia haber contestado.

Si tambien lo escuche...bueno mas bien lo vi por la television, tampoco es para tanto jaja que se deje el presidente de contestar que si no le critican seguro..... a no que si no lo hace tambien